Sexting seguro para adolescentes (y adultos)

Publicada el 10/04/202212/04/2022 por Sofía Bengal

El sexting consiste en enviar fotografías o vídeos producidos por una/o misma/o con connotación sexual a través del teléfono móvil u otro dispositivo, pero es necesario conocer cómo hacer sexting seguro, especialmente para adolescentes. Aunque no implica un problema de seguridad en sí mismo, sí que puede convertirse en una práctica de riesgo, sobre todo cuando implica a adolescentes y menores de edad.

El sexting no tiene por qué ser despreciado cuando es una práctica deseada entre adultos y con el consentimiento de ambos.

Puede llegar a ser una práctica sexual más en modo virtual cuando la persona con la que establecemos relación no puede estar presente. También puede ser una forma de atraer la atención y seducir a una persona con la que hemos establecido contacto a través de la red o de una aplicación.

Siempre que seamos plenamente conscientes de lo que implica mandar una imagen o un vídeo de índole sexual y tomemos las precauciones oportunas, el sexting puede ser un complemento a nuestra vida.

No obstante, el sexting también tiene una lado oscuro y peligroso ya que en el momento que una imagen o un vídeo abandona nuestro móvil, perdemos el control sobre ello y no podemos saber qué usos le dará la persona que lo recibe. Estas fotografías o vídeos pueden ser utilizados para molestar o hacer daño a la persona que las envía y ello puede tener consecuencias muy graves.

Sexting seguro ¿Por qué hacen sexting los adolescentes?

Despertar sexual. En esta etapa, el desarrollo de la sexualidad comienza a tener un papel importante y el deseo de actuar como adultos e iniciarse en el mundo del sexo se ve reflejado en el sexting. No deja de ser una manera “más adulta” de flirtear o atraer a alguien.
Posicionamiento social. En la adolescencia también es frecuente buscar la valoración de los demás, exponiéndose o haciéndose popular entre iguales, o simplemente comportarse como los demás que lo practican. La práctica del sexting puede tener como objetivo presumir ante las amistades o no sentirse excluido/a.
Inconsciencia y exceso de confianza. Los adolescentes suelen minimizar los riesgos a los que se enfrentan e ignorar las repercusiones futuras. Esto les lleva a asumir más riesgos y creer que nunca pasará nada.
Falta de cultura de privacidad. En nuestra sociedad cada vez es más fácil mostrar la intimidad. Esto les lleva a compartir información que los adultos considerarían personal y privada.
Impulsividad y falta de autocontrol. Combinada con la rapidez de la interacción a través de Internet, la impulsividad de los menores hace que actúen o respondan rápidamente, sin reflexionar sobre lo que van a hacer y sus posibles consecuencias. Por ejemplo, rupturas sentimentales pueden desencadenar en los adolescentes con una difusión de material sensible de forma precipitada con ánimo de venganza.
Expansión de dispositivos móviles. La universalización entre adolescentes de tablets y móviles con cámara y conexión a internet facilita este tipo de prácticas. Son una generación hiperconectada que transmite y recibe información constantemente.

Sexting seguro ¿Realmente conoces/conocen los adolescentes sus riesgos?

Uno de los principales riesgos del sexting es la divulgación de estas imágenes o vídeos entre personas que no eran los destinatarios. Al tratarse de contenidos íntimos, atenta contra la dignidad de una persona y de su intimidad afectando profundamente a su imagen pública y su reputación.

Ser humillado públicamente con fotos propias o desnudos (nudes) puede acabar en gran sufrimiento para la víctima que puede llegar a aislarse de los demás para evitar la humillación o incluso llegar a la depresión y el suicidio.

Sexting: consecuencias negativas

Por otro lado, hacer públicas fotos y vídeos de sexting puede tener otras consecuencias negativas:

Ciberbullying. La humillación pública puede dar pie a conductas de acoso al protagonista, derivando en una situación de ciberacoso.
Extorsión y chantaje. El contenido también puede utilizarse como herramienta de chantaje, solicitando cualquier “recompensa” (económica o de otro tipo) a cambio de no difundirlo.
Grooming y acoso sexual. En los casos de acoso sexual o de acercamiento de adultos a menores con intenciones sexuales es habitual esta extorsión para exigir que se envíen más contenidos, o incluso contacto sexual directo.
Riesgos físicos. Estos contenidos pueden utilizarse por agresores para seleccionar a sus víctimas. En ocasiones los contenidos muestran elementos que ayudan a determinar la localización fácilmente (colegio o instituto donde estudian, domicilio, geolocalización, etc.) o cuando los metadatos señalan el posicionamiento donde se han grabado.

Dependiendo de la edad de las personas implicadas tiene además otras consecuencias legales hasta poder incurrir delitos como:

Exhibicionismo y provocación sexual a menores.
Generación, producción, difusión y tenencia de contenido sobre abuso sexual a menores.
Revelación de secretos y delitos contra la intimidad y el honor.
Delitos contra la libertad sexual.

Piénsalo dos veces ( o más) antes de enviar fotos comprometedoras propias

Debemos recordar que el sexting es una práctica libre y voluntaria, así que antes de enviar nada pensemos dos veces (o más).

Utilizar aplicaciones que aseguren nuestra privacidad es otra buena opción. También aquellas que borran o nos permiten borrar los contenidos compartidos, o usar una identidad alternativa que no comprometa nuestra verdadera identidad.

Sexting: Un ejemplo entre adolescentes:

Juan y Ana llevan meses mensajeándose por el WhatsApp. Todo empezó por un trabajo de clase, pero poco a poco fueron hablando de temas más personales. Llevan semanas pensando en la idea de algo más entre ellos. No son novios todavía, pero Ana está loca por él. Algunas amigas le dicen “si te gusta házselo saber y enséñale lo que vales y se enganchará.” Esa noche, su conversación diaria fue un poco más “subidita de tono”, y a la hora de despedirse, Juan le pide una foto de «esa parte del cuerpo que más te gusta y que me encantaría ver.» Lucía responde: “Toma guapo, un regalo, te lo mereces por ser tan especial” y le envió una foto de sus pechos.

Cuando a Juan le llega la foto, no se lo puede creer y corre a contarlo a su mejor amigo. Este amigo, que no lo es tanto, le convence para compartirlo en el grupo de amigos porque será la envidia de todos ya que Ana es la chica más guapa del instituto. Veinte segundos después seis de sus compañeros de clase ya habían recibido la foto. Otros dos minutos después, estos se la habían enviado a otros quince. Antes de acostarse, Lucía ya había recibido su propia foto a través de tres amigas que le avisaban de que estaba circulando por los móviles de todo el instituto.

Si te apetece enviar y recibir fotos y/o vídeos subidos de tono, toma nota antes.

¿Cómo hacer sexting seguro?

Valora si confías en esa persona y te apetece que tenga fotografías o vídeos explícitos en los que tú aparezcas.
Pregúntate si te sientes a gusto y quieres hacerlo. No tomes la decisión por miedo o por presión de la otra persona.
Recuerda que las relaciones pueden terminarse y haber conflictos con esa persona. Aunque confiemos en los compromisos y falta de respeto puede que la otra persona no sea como esperábamos en el futuro.
No enseñes partes o detalles de tu cuerpo identificables (tatuajes, accesorios, etc.)
Recuerda que puedes retocar o retocar tus fotos para hacerlas más «seguras» teniendo en cuenta lo anterior.
No olvides que los objetos que te rodean pueden servir para identificarte.
Utiliza herramientas que te permitan compartir esos contenidos anónimamente y te permitan borrarlos definitivamente en el futuro. NO USES WHASTAPP, SNAPCHAT, FACEBOOK INSTAGRAM y demás redes sociales que retienen el poder sobre tus imágenes una vez las subes a sus servidores.
Utiliza páginas como IMGUR que cumple la LOPD (Ley de protección de datos) o un correo electrónico donde es más fácil seguir un rastro si fuera necesario.
Borra las fotografías o vídeos una vez las hayas compartido para eviatr su acceso si perdieras el móvil, PC , etc.
Si quieres conservar las fotos descárgate una aplicación de encriptación con contraseña para llevar las fotos y vídeos en el móvil.
Cambia periódicamente tus contraseñas y disocia los perfiles «íntimos» de los sociales. Es bueno usar una cuenta de correo electrónica específica y diferente para compartir este tipo de contenido.
Usa tu imaginación y recuerda que hay mil maneras de seducir y no siempre es necesario ENSEÑAR ALGO

¿Qué hacer si el asunto se te va de las manos?

Comparte la situación con personas cercanas y de confianza para buscar ayuda.
Si eres joven busca a un profesor/a de tu confianza para que te oriente sobre cómo actuar.
Conserva los mensajes y evidencias que tengas y demuestren que alguien ha compartido tu contenido privado sin tu permiso. Pueden ser útiles si tuvieras que tomar medidas legales.
No responsas a mensajes que te chantajeen, amenacen o insulten.
Hay teléfonos a los que llamar para pedir ayuda y atención especializada. En España tienes el 017 del INCIBE (Instituto nacional de Ciberseguridad)
Aunque el sexting no es nada malo, puede desembocar en actuaciones delictivas. Infórmate de tus derechos y actúa.

Ciberviolencia contra las mujeres, las que tienen más riesgo

Desde el Instituto Andaluz de la Mujer han elaborado una guía básica para uso de los docentes que analiza, detecta y busca respuesta a la ciberviolencia a las adolescentes en las redes sociales: «Ciberacoso o ciberbullying, sextorsión, grooming, usurpación de la identidad, usurpación de claves, sexting, revenge porn o pornovenganza son algunos de los ciberdelitos con las mujeres como víctimas cada vez más frecuentes».

Con dicho manual se persigue realizar un trabajo de prevención además de destacar los tipos de ciberacoso y pautas para saber actuar ante estas situaciones que, en muchas ocasiones, «por miedo o por vergüenza no se denuncian», destaca el IAM. El objetivo del manual no es otro que visibilizar estas formas de violencia y crear redes de apoyo y defensa.