La alimentación y el cáncer

Somos lo que comemos y a veces enfermamos en parte por ello, por eso la alimentación y el cáncer presentan una relación muy importante que exploraremos en este artículo. Para ello nos basaremos en las publicaciones e investigaciones científicas acerca de esta conexión entre la alimentación y el cáncer.

El cáncer: la enfermedad que nos asusta

El cáncer es una de las enfermedades más complejas y es responsable de un aumento de la mortalidad a nivel mundial, afectando a 19,3 millones de personas . Gracias a los recientes avances, la extirpación quirúrgica del tumor, la radiación, la quimioterapia y la inmunoterapia, se han convertido en los principales protocolos de tratamiento de esta enfermedad. No obstante, el tiempo de supervivencia global y el pronóstico siguen siendo insuficientes y por ello es necesario explorar otros enfoques.

Según la American Cancer Society, la población de Estados Unidos tiene casi un 40 % de probabilidades de enfermar, y un 20 % de morir de cáncer. El problema no es solo de Estados Unidos, pues en Europa los números son parecidos. Según el Cancer Research UK, cerca del 50 % de los habitantes del Reino Unido tarde o temprano serán diagnosticados de cáncer. Según la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) con casi toda probabilidad casi el 50 % de los hombres y algo más del 30 % de las mujeres enfermarán de cáncer a lo largo de su vida.

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En cuanto a los tipos de cáncer que más serán diagnosticados seguiremos con la tónica que muestra la siguiente imagen donde el cáncer de mama persiste entre las mujeres, siguen siendo prominentes los de próstata y pulmón para hombres y en común los colorrectal y resto.

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El ayuno contra el cáncer durante su tratamiento

Antes y especialmente después de recibir un diagnóstico de cáncer ¿Te has preguntado alguna vez cómo se puede tratar el cáncer de manera efectiva? ¿Existen maneras de prevenir el cáncer o reducir el riesgo de recurrencia? ¿Qué alimentos y hábitos son recomendables para la salud en general y para prevenir el cáncer? ¿ Hay tratamientos alternativos para el cáncer que sean efectivos y seguros?

Recientemente he leído un libro que recomiendo encarecidamente del autor Walter Longo que ya se convirtió en Besteller con su libro «La dieta de la longevidad.» En su último libro «El ayuno contra el cáncer: Una guía novedosa para prevenir y tratar los tumores» no pretende trazar nuevas líneas maestras para la gestión de la enfermedad. Solo quiere destacar la labor de un grupo de científicos que ha abierto nuevas perspectivas a los pacientes oncológicos. Las pruebas científicas sobre el ayuno y la dieta que imita el ayuno son sólidas y robustas, pero aún no permiten incluirlos como curas estándar. Lo que sí permiten es añadir una opción más a la terapia convencional avalada por las guías internacionales.

**Teniendo en cuenta la potencia metabólica del ayuno y el alimento, se recomienda que esta opción solo se tome en consideración después de haberla discutido con el oncólogo.

En oncología el ayuno y la dieta que imita el ayuno no son panaceas, remedios para todos los males, y no garantizan ni el control ni la regresión de la enfermedad. El libro deja claro que la respuesta clínica varía de unos tipos de tumor a otros y tampoco se produce en el cien por cien de los casos. Por lo tanto, la integración de ayuno bajo supervisión médica y terapia estándar debe considerarse una opción para aumentar la acción beneficiosa de los medicamentos antineoplásicos. Y así como en un supermercado un descuento del 5 % nos parece insignificante y no le hacemos caso, un paciente oncológico quizá preferiría tener un 5 % más de posibilidades de curarse.

En el libro el ayuno contra el cáncer su autor el doctor Valter Longo intenta dar respuesta a nuestras preguntas iniciales y explica cómo la restricción calórica puede tener efectos beneficiosos en el cuerpo y como el ayuno intermitente puede ayudar a mejorar la salud en general incluyendo la prevención del cáncer. Además, también proporciona información sobre cómo llevar a cabo un ayuno seguro y efectivo y como incorporar una alimentación saludable para maximizar sus beneficios.

Longo es un joven biogerontólogo y biólogo celular italiano estadounidense conocido por sus estudios sobre el papel de los genes de respuesta en ayunas y nutrientes en el envejecimiento y las enfermedades de protección celular además de proponer que la longevidad está regulada por genes y mecanismos particulares en muchos procesos metabólicos. Actualmente es profesor de Gerontología de la Universidad del Sur de California además de servir como director del Instituto de Longevidad de dicha universidad.

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Matar de hambre al cáncer

Como nos anuncian en la descripción, este libro consiste en «MATAR DE HAMBRE AL CÁNCER, NUTRIR AL PACIENTE.» Cuando se habla del tratamiento del cáncer, Valter Longo, el experto mundial en la relación entre alimentación, longevidad y salud, cambia por completo el enfoque para complementar el tratamiento. Tras años de investigaciones y programas experimentales, el autor demuestra que la aplicación de protocolos controlados de ayuno es un aliado muy poderoso en la lucha contra varios tipos de tumores, y a partir de esa idea explora nuevas y posibles combinaciones con las terapias estándares. Se confirma así la relación entre la alimentación y el cáncer.

A pesar de los avances de la ciencia, casi una de cada dos personas corre hoy el riesgo de enfermar de cáncer. ¿Cómo es posible que hayamos logrado reducir la posibilidad de padecer enfermedades mortales como las cardiovasculares y muchas otras, y no hayamos obtenido un éxito parecido con el cáncer?

La explicación la encontramos en el hecho de que los tumores son extremadamente complejos -ninguno es igual a otro- y están formados por células que no siguen un desarrollo previsible. Ahora bien, todos tienen algo en común:

Los tumores están hechos de células «confundidas y rebeldes» que comen mucho más que las sanas, sobre todo si se atacan con terapias convencionales. Según esta premisa, pues, ayudar a prevenir, pero también a vencer, las enfermedades tumorales es posible haciendo que las células enfermas se mueran de hambre.

En mi opinión, y después de haberlo puesto en práctica tras padecer un cáncer de mama, este libro abre una nueva vía para que el paciente se convierta en protagonista activo de su tratamiento y curación.

Valter Longo no es el primero en investigar el tema de la relación entre la alimentación y el cáncer ya que desde hace años han aumentado el número de publicaciones sobre el tema. De hecho, las últimas evidencias indican que el ayuno podría desempeñar un papel muy importante en el tratamiento del cáncer relacionado con las condiciones que limitan el desarrollo y el crecimiento de las células cancerosas. Según las evidencias, se piensa que el ayuno podría incrementar la eficacia de los tratamientos contra esta enfermedad y a su vez podría disminuir los efectos adversos.

En la actualidad no se conoce un modelo mecanicista integrado sobre cómo interactúan estos dos sistemas tan complejos pero cada vez es más frecuente enfatizar y corroborar los beneficios de la combinación del ayuno periódico prolongado con un enfoque terapéutico convencional estándar para promover la supervivencia sin cáncer, la eficacia del tratamiento y la reducción de los efectos secundarios en los sujetos que padecen esta enfermedad.

Genes, la alimentación y el cáncer

Hace más de veinte años ya se tenía claro que los genes del envejecimiento (los que desactiva el ayuno) contribuyen con gran eficacia a acelerar el daño y las mutaciones del ADN, y al crecimiento de tipo tumoral. Cuanto más alto era el nivel de aminoácidos, proteínas y azúcares, mayor era la actividad de estas vías metabólicas y mayores eran también tanto el crecimiento como los daños y las mutaciones en el ADN.

La comida que ingerimos para crecer y movernos, rica en azúcares y proteínas, es la misma que daña nuestro ADN y desencadena un crecimiento anormal semejante al de un tumor. Por lo tanto, si estos genes del envejecimiento, cebados por los azúcares, aminoácidos y proteínas, se activan, el organismo crece no solo en términos de tamaño, sino también de reproducción. Para ello tiene que sustraer energías a su propia protección, permitiendo que el proceso de envejecimiento sea más rápido.

El doctor Longo inicia su libro discutiendo el papel de los genes en el desarrollo del cáncer y explica que aunque algunas mutaciones genéticas son heredadas la mayoría de las mutaciones son adquiridas a lo largo de la vida debido a factores ambientales y de estilo de vida. Estos factores incluyen la exposición a sustancias químicas, la radiación, la obesidad, el tabaquismo y la dieta. 

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El ayuno

Según el doctor Longo el ayuno puede reducir la expresión de genes que promueven el crecimiento de células cancerosas y aumentar la expresión de genes que promueven la reparación celular y la apoptosis o muertes celular programada. Además el ayuno puede mejorar la respuesta del sistema inmunológico a las células cancerosas y reducir la inflamación crónica que también puede contribuir al desarrollo del cáncer.

El ayuno, al reducir notablemente las proteínas y los azúcares, obliga al organismo a adoptar una modalidad de protección, pero no solo eso: también descubrimos que puede hacer de «filtro», activando algunos de los procesos de limpieza y reparación que tienen lugar durante la reproducción antes del nacimiento del nuevo organismo, pero sin necesidad de que se produzca la reproducción.

En otras palabras, es posible que el ayuno sea una antiquísima oportunidad con la que cuentan todos los organismos, incluidos los humanos, para:

1) eliminar componentes dañados como células y componentes celulares tumorales;

2) utilizar estas células tumorales para obtener energía, en un proceso semejante al canibalismo;

3) más adelante, cuando vuelven a estar disponibles unas cantidades normales de comida, activar las células estaminales a fin de sustituir las células tumorales por células jóvenes y sanas.

Las investigaciones del equipo de Valter Longo, demostraron que la reducción tanto de la insulina como del IGF- 1 desempeñaba un papel fundamental entre los efectos del ayuno y la dieta que imita el ayuno en la terapia de las pacientes aquejadas de cáncer de mama sometidas a terapia hormonal, lo cual permitía establecer una clara conexión entre nutrición y ayuno, factores de crecimiento y prevención y tratamiento de los tumores.

En resumidas cuentas: los genes y sus mutaciones pueden tener un efecto muy potente en contra o a favor del tumor. Por un lado, influyen en el envejecimiento celular y por otro provocan mutaciones que pueden favorecer el crecimiento, la supervivencia y la reproducción metastásica del tumor.

Aunque obviamente tenemos que pensar en fármacos que prevengan el cáncer, hasta el día en que se obtengan, la alimentación—mediante la cual podemos controlar los niveles de insulina y de IGF- 1 así como de glucosa, leptina (una hormona producida por el tejido adiposo que está implicada en la regulación de la grasa corporal) y muchos otros factores que favorecen la incidencia del tumor— es la que pone a nuestro alcance el que quizá sea el instrumento más eficaz para su prevención, pero también para sumar un poderoso aliado a su tratamiento.

Alimentación, ayuno y prevención del cáncer

Una investigación publicada en 2012 señaló que un ayuno nocturno corto (13 horas o menos por la noche) implica un mayor riesgo de recidiva del cáncer de mama (36 %), frente a un ayuno de 13 o más horas por la noche, en una muestra de mujeres que participaron en el estudio prospectivo Women’s Healthy Eating Living, realizado entre 1995 y 2007. En el caso de las mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama o ya aquejadas de este tumor, quizá valga la pena alargar el ayuno nocturno a 13- 14 horas.

De modo que adoptar un periodo de ayuno diario de 12- 14 horas puede ser un sistema sencillo de reducir el riesgo de recidiva del cáncer de mama. El fenómeno podría basarse, hasta cierto punto, en la capacidad de adoptar periodos de ayuno diario para bajar los niveles de glucosa en sangre y de insulina, pero probablemente también en que los periodos de ayuno reducen el IGF- 1 y otros factores de crecimiento. También podría darse un menor riesgo de enfermar de diabetes de tipo 2 y de padecer trastornos cardiovasculares.

El autor aborda el tema de cómo el ayuno y la alimentación saludable pueden ser herramientas útiles en el tratamiento del cáncer. En su libro el doctor Longo sostiene que el ayuno puede ayudar a matar las células cancerosas y mejorar la efectividad de la quimioterapia y la radiación. Además, el autor también enfatiza la importancia de nutrir al paciente con una alimentación saludable y adecuada durante y después del tratamiento contra el cáncer.

El autor a lo largo de su libro destaca que la dieta alimenticia tiene un impacto significativo en el desarrollo de cánceres como:  cáncer de mama, tumores ginecológicos, cáncer de próstata, cáncer colorrectal, cáncer de pulmón, cáncer de riñón, tumores de sangre como la leucemia y el linfoma, tumores del sistema nervioso y cáncer de piel como el melanoma.

Longo insiste en cómo la ingesta de alimentos procesados, grasas saturadas y azucares les puede aumentar el riesgo de desarrollar todos estos cánceres.

Por otro lado una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y grasas saludables reduce el riesgo de padecer cáncer. El doctor Longo también discute cómo el ayuno puede hacer retroceder el cáncer al reducir los niveles de insulina y aumentar la sensibilidad a la insulina lo que puede reducir el crecimiento de las células cancerosas. Sin embargo, el autor también destaca que el ayuno no debe ser utilizado como una alternativa a los tratamientos convencionales del cáncer sino como una herramienta complementaria para mejorar su efectividad.

En cuanto a la alimentación el doctor lomo enfatiza la importancia de una dieta saludable y equilibrada para nutrir al paciente y promover la recuperación después del tratamiento contra el cáncer. Propone una dieta basada en alimentos frescos, ricos en nutrientes y  antioxidantes y bajas en azúcar y carbohidratos refinados.

El autor dedica un capitulo para desarrollar el tema de como la actividad física regular puede ayudar a prevenir el cáncer al reducir el riesgo de obesidad,  diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares que son factores de riesgo conocidos para el cáncer.  Además, la actividad física puede reducir la inflamación crónica mejorar la función inmunológica y reducir la exposición a hormonas que pueden contribuir al desarrollo del cáncer.

Resumen de las 1o estrategias de Valter Longo:

  1. Ayunar de manera intermitente durante el tratamiento contra el cáncer para mejorar la eficacia de los tratamientos.
  2. Realizar un ayuno prolongado antes y después del tratamiento de quimioterapia para aumentar su eficacia y disminuir sus efectos secundarios.
  3. Realizar un ayuno prolongado de varios días para eliminar las células dañadas y estimular la regeneración de células sanas.
  4. Combinar el ayuno con una dieta rica en nutrientes para evitar la desnutrición y mantener la energía necesaria para combatir el cáncer.
  5. Combinar el ayuno con ejercicio físico regular para mejorar la salud y reducir los efectos secundarios del tratamiento.
  6. Evitar el consumo de alimentos procesados y azúcares refinados durante el tratamiento contra el cáncer.
  7. Consumir alimentos ricos en nutrientes y antioxidantes como frutas y verduras para reducir el daño celular y mejorar el sistema inmunológico.
  8. Hidratarse adecuadamente durante el ayuno y el tratamiento contra el cáncer para mejorar la función renal y prevenir la formación de cálculos renales.
  9. Combinar el ayuno con suplementos nutricionales como proteínas y vitaminas para prevenir la desnutrición y mejorar la recuperación.
  10. Considerar la terapia metabólica que combina el ayuno con medicamentos y  suplementos específicos para mejorar la efectividad del tratamiento contra el cáncer y reducir los efectos secundarios.

La dieta de la longevidad y la prevención de tumores

La dieta de la longevidad, basada en los Cinco Pilares de la Longevidad, es una estrategia alimentaria para vivir muchos años con buena salud. Estas son las recomendaciones del científico Valter Longo:

1) Siga un régimen sobre todo (pero no exclusivamente) vegano, evitando en lo posible los alimentos de origen animal, añadiendo un poco de pescado dos o tres veces por semana. Escoja pescado con alto contenido de omega 3, omega 6 y vitamina B12 (salmón, boquerones, sardinas, bacalao, dorada, trucha, almejas y gambas). Preste atención a la calidad del pescado y opte por el que tiene un nivel bajo de mercurio.

2) Si tiene menos de 65 años, mantenga bajo el consumo de proteínas (0,8 gramos de proteínas por kilogramo de peso corporal). Esto significa de 40 a 47 gramos de proteínas diarias para una persona que pesa 59 kilos y de 60 a 70 gramos para una persona que pesa de 90 a 100 kilos. Como fuentes principales de proteínas coma alubias, garbanzos, guisantes y otras legumbres, además de semillas oleaginosas (pipas de calabaza, sésamo, linaza), frutos de cáscara (nueces, almendras, avellanas, etc.) y pescado con bajo contenido de mercurio.

Si tiene más de 65 años deberá incrementar ligeramente el consumo de proteínas, con más cantidad de pescado, huevos, carne blanca y productos derivados de la leche de cabra y oveja, para mantener la masa muscular y aumentar el aporte nutritivo.

3) Reduzca al mínimo las grasas saturadas procedentes de fuentes animales (carne y queso) y vegetales, y haga lo mismo con los azúcares, consumiendo en lo posible grasas buenas y carbohidratos complejos. Consuma cereales integrales y gran cantidad de hortalizas (tomates, coliflor, zanahorias, legumbres, etc.) con dosis generosas de aceite de oliva (3 cucharadas diarias) y frutos de cáscara (28 gramos diarios), prestando atención a las intolerancias/ alergias (a los tomates, a las nueces, a las berenjenas, etc.).

4) Procure que su alimentación contenga muchas vitaminas y minerales, pero aun así ingiera un complemento multivitamínico cada tres días. En teoría, una alimentación rica en verdura, pescado, frutos de cáscara y cereales integrales es el modo ideal de adquirirlos, pero la mayoría de las personas tiene carencia de estos nutrientes, así que el uso de complementos puede ser útil. Recomiendo tomar un multivitamínico producido por un fabricante de confianza y que contenga por lo menos vitaminas A, D, E, magnesio, calcio, potasio o vitamina K. Aconsejo tomarlo dos o tres días para minimizar sus efectos tóxicos, evitando al mismo tiempo un estado de malnutrición debido a la carencia de una determinada vitamina o mineral.

5) De entre los ingredientes antes mencionados escoja los que sus antepasados consumían habitualmente.

6) Con arreglo a su peso, edad y circunferencia abdominal, decida si hace dos o tres comidas diarias, teniendo en cuenta también la actividad desplegada. Si tiene sobrepeso o tiende a engordar con facilidad, que sean dos comidas diarias: desayuno y almuerzo o cena, más un tentempié con poco azúcar (menos de 5 gramos) inferior a 100 calorías en sustitución de la comida que se haya saltado. Si su peso ya es normal o tiende a adelgazar con facilidad, o tiene más de 65 años y su peso es normal, coma tres veces al día más un tentempié con bajo contenido de azúcar (entre menos de 3 y 10 gramos) inferior a 100 calorías.

7) Limite todas las comidas a un intervalo de 12 horas; por ejemplo, empiece después de las 8 de la mañana y termine antes de las 8 de la noche. No coma durante las 3 o 4 horas previas a acostarse.

8) Considere la posibilidad de someterse a un número de dietas imitadoras del ayuno comprendidas entre dos y doce anuales, según las necesidades.

9) Dé preferencia a los alimentos biológicos sin pesticidas ni antibióticos.

10) Puede tomar como máximo de tres a cinco vasos de vino, mejor tinto, o de cerveza semanales por persona, siempre que no esté en riesgo.

11) Haga ejercicio físico;

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