¿Qué es El Kybalion? Sabiduría ancestral

En esta entrada vamos a explorar qué es El Kybalión, y qué nos puede aportar, pues es un documento de 1908 que resume las enseñanzas del hermetismo, también conocidos como los siete principios del hermetismo. Su autoría se atribuye a un grupo anónimo de personas autodenominados Los Tres Iniciados, aunque las bases del hermetismo se atribuyen a un alquimista místico y deidad de algunas logias ocultistas llamado Hermes Trismegisto. Según la leyenda, fue guía de Abraham y se estima que vivió en Egipto antes de la época de los faraones. El origen de este mítico Hermes Trismegisto, está lleno de mística, leyendas e historias.

Actualmente es de dominio público y puede encontrarse en internet en la web Elejandría

«Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender.»

El Kybalion.

Las enseñanzas herméticas suponían el culmen de la sabiduría en los tiempos de las primeras civilizaciones y de hecho se dice que todas las bases fundamentales de las enseñanzas esotéricas
son originarias, en esencia, de las formuladas por Hermes Trimegisto. Aun las más antiguas doctrinas de la
India han tenido su fuente en las enseñanzas herméticas y por supuesto la filosofía occidental, aunque no se haga suficiente mención en los libros del origen de la sabiduría de clásica.

El esoterismo egipcio como fuente de la filolosofía griega y occidental

La importancia de El Kybalión no es otra que el hecho de ser un texto procedente de la antigüedad pre-clásica que encierra gran parte del origen de la gran sabiduría ancestral de la que bebieron los filósofos y sabios griegos que hoy consideramos el origen de nuestra civilización occidental. Hay evidencias de que los grandes filósofos y proto-científicos griegos como Platón, Sócrates, Pitágoras, entre muchos otros, vivieron durante años en Egipto, lugar a donde viajaban para beber de los grandes sabios y sacerdotes que allí vivían y que poseían un conocimiento extraordinario. Hay millones de referencias que evidencian la conexión entre el mundo griego y el egipcio-oriental.

Aunque Platón se haya erigido como uno de los padres del edificio lógico racional de la filosofía y de la ciencia moderna. Es decir, de un tipo de conocimiento que busca ser objetivo, fundamentalmente materialista, y cuyo objetivo es conocer y conquistar la naturaleza exterior y no tanto la naturaleza interior. No obstante, no podemos olvidar que el conocimiento antiguo era inseparable del conocimiento espiritual o «teología.» Contemporáneos de Platón y sus propios discípulos afirman que Platón fue principalmente un místico, un iniciado y que su filosofía no es tan original como se piensa sino que es la refinación intelectual de una antiquísima tradición esotérica que podemos remontar a las tradiciones sacerdotales del antiguo Egipto vinculadas a los ritos del que ya consideraban dios, Hermes Trimegisto.

Pensar que la filosofía, y en general el pensamiento crítico y el conocimiento validado objetivamente, nació en Grecia, casi por generación espontánea, es una ingenuidad infantil. Por ello es tan interesante que retomemos la lectura de textos como El Kybalion que son extractos que se han conservado del tesoro de aquella sabiduría ancestral y sus misterios,

¿De dónde obtuvo Platón la sustancia de su conocimiento, eso que en su aspecto más profundo lo revela como un maestro iniciado en los misterios del alma y del cosmos? La tradición afirma que de Egipto, de los misterios órficos y de los pitagóricos. En la época de Platón era común iniciarse en los misterios de Eleusis, los cuales parecen ser la continuidad de la tradición órfica, la cual aparentemente cifraba en la mitología una serie de enseñanzas místicas.

Platón tuvo en alta estima a Pitágoras, siendo su Timeo una muestra de que su cosmogonía es esencialmente pitagórica, algo que en su tiempo no era muy bien visto, ya que Pitágoras había fundado una escuela mística bastante radical, donde los filósofos llevaban una vida monástica y donde se realizaban una serie de prácticas ascéticas similares a las que podemos encontrar entre los yoguis de Oriente. Según la mayoría de las fuentes, Pitágoras viajó a diferentes partes del mundo y fue iniciado en los templos de Egipto, donde vivió más de 20 años, aprendiendo bajo distintos hierofantes, en Tebas y en Menfis. 

El filósofo neoplatónico Jámblico en su libro Sobre los misterios egipcios le dice a Porfirio que su filosofía debe ser interpretada «de acuerdo a las antiguas estelas de Hermes, que Platón, ya antes, y Pitágoras, tras leerlas en su totalidad, utilizaron para crear su filosofía». El mismo Platón cuenta en el Timeo y en el Critias que Solón recibió instrucción de un sacerdote egipcio, quien le revelo la hipótesis de la Atlántida y la doctrina de la destrucción cíclica del mundo, por el fuego y por el agua.

que es el Kybalion

 ¿Qué es El Kybalion? La filosofía hermética en la historia

El hermetismo o hermeticismo es una tradición filosófica y religiosa basada principalmente en los Hermetica, un conjunto de textos atribuidos a Hermes Trismegisto. Esta sabiduría ha sido conservada con mucho celo a lo largo de la historia para evitar su desaparición (especialmente en épocas de fanatismo religioso) por sus valedores, seguidores de las enseñanzas de Hermes Trimegisto que se convirtieron en lo que hoy se denomina Filolosofía Hermética. No es coincidencia que la palabra hermético/a signifique hoy impenetrable, cerrado, estanco, pues así se mantuvieron estos conocimientos desde la antigüedad, como reza la cita anterior. (Wikipedia)

A lo largo de su historia, el hermetismo estuvo estrechamente asociado a la idea de una sabiduría divina primigenia, revelada solo a los sabios más antiguos, como Hermes Trismegisto.8​ En el Renacimiento, esto se convirtió en la noción de una «teología antigua», que afirmaba que existe una teología única y verdadera que fue dada por Dios a algunos de los primeros seres humanos, y de la que aún se pueden encontrar rastros en varios sistemas de pensamiento antiguos.

Esta idea pronto evolucionó hacia otra, propuesta por primera vez por Agostino Steuco (1497-1548), de que una misma y única verdad divina puede encontrarse en las tradiciones religiosas y filosóficas de diferentes épocas y lugares, todas ellas consideradas como diferentes manifestaciones de una misma filosofía perenne universal.​ Así fue como poco a poco el término «hermético» tendió a perder aún más su especificidad, convirtiéndose finalmente en un mero sinónimo del supuesto conocimiento divino de los antiguos egipcios, especialmente en lo que se refiere a la alquimia y la magia. 

La palabra «esotérico» ha ido adquiriendo tintes negativos en la edad moderna, pero no era así en la antigüedad, ya que este sería el adjetivo apropiado para calificar a grandes sabios como Pitágoras que no solo bebieron de los conocimientos de sacerdotes egipcios como Hermes Trimegisto, sino que ellos mismos desarrollaron lo que hoy alegremente muchos denominarían «sectas ocultistas.»

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Los «siete principios del hermetismo»:

Los siete principios sobre los que se basa toda la Filosofía Hermética son los siguientes:

  1. EL PRINCIPIO DE MENTALISMO.
  2. EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA.
  3. EL PRINCIPIO DE VIBRACIÓN.
  4. EL PRINCIPIO DE POLARIDAD.
  5. EL PRINCIPIO DEL RITMO.
  6. EL PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO.
  7. EL PRINCIPIO DE GENERACIÓN.

1. El principio de MENTALISMO

«El TODO es Mente; el universo es mental.»
El Kybalion.


Este principio encierra la verdad de que «todo es mente». Explica que el TODO, que es la realidad sustancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de «universo material», «fenómenos de la vida», «materia», «energía», etc., y en una palabra, todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible
e indefinible, pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal y viviente.

Explica también que todo el mundo fenomenal o universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
Este principio explica la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de la materia, y el cómo y el
porqué todas estas están subordinadas al dominio de la mente. Uno de los antiguos Maestros escribió : «El que comprenda la verdad de que el universo es mental, está muy avanzado en el sendero de la
maestría».

2. El principio de CORRESPONDENCIA

«Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.»

El Kybalion.

Este principio encierra la verdad de que hay siempre una cierta correspondencia entre las leyes y los fenómenos de los varios estados del ser y de la vida, y el antiquísimo axioma hermético se refiere precisamente a esto, y afirma: «Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba». y la comprensión
de este principio da una clave para resolver muchos de los más obscuros problemas y paradojas de los misteriosos secretos de la Naturaleza.

Hay muchos planos que no conocemos, pero cuando aplicamos esa ley de correspondencia a ellos, mucho de lo que de otra manera nos sería incomprensible se hace claro a nuestra conciencia. Este principio es de aplicación universal en los diversos planos, mental, material o espiritual del Kosmos:
es una ley universal.

De igual manera que el comprender los principios de la geometría habilita al hombre para medir el diámetro, órbita y movimiento de las más lejanas estrellas, mientras permanece sentado en su observatorio, así también el conocimiento del principio de correspondencia habilita al hombre a razonar inteligentemente de lo conocido o lo desconocido; estudiando la mónada se llega a comprender al arcángel.

3. El principio de VIBRACIÓN

«Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.»

Este principio encierra la verdad de que todo está en movimiento, de que nada permanece inmóvil, cosas ambas que confirma por su parte la ciencia moderna, y cada nuevo descubrimiento lo verifica y comprueba. Y, a pesar de todo, este principio hermético fue enunciado cientos de años ha por los
Maestros del antiguo Egipto.

Este principio explica las diferencias entre las diversas manifestaciones de la materia, de la fuerza, de la mente y aun del mismo espíritu, las que no son sino el resultado de los varios estados vibratorios. Desde el TODO, que es puro espíritu, hasta la más grosera forma de materia, todo está en vibración: cuanto más alta es esta, tanto más elevada es su posición en la escala.

La vibración del espíritu es de una intensidad infinita; tanto, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo, de igual manera que una rueda que gira rapidísimamente parece que está sin movimiento. Y en el otro extremo de la escala hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que parece también estar en reposo.

4. El principio de POLARIDAD

«Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan;
todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.»

El Kybalion.


Este principio encierra la verdad de que todo es dual; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos, afirmaciones que son de otros tantos axiomas herméticos. Explica y dilucida las antiguas paradojas que han dejado perplejos a tantísimos investigadores, y que literalmente decían: «La tesis y la antítesis son idénticas en naturaleza, difiriendo sólo en grado»; «los opuestos son idénticos en realidad, Diferenciándose en su gradación»; «los pares de opuestos pueden conciliarse, los extremos se tocan»; «todo es y no es al mismo tiempo», «toda verdad no es sino media verdad»;toda verdad es medio falsa», etc.

Este principio explica que en cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y que los «opuestos» no son, en realidad, sino los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre ambos. El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados de aquella. Mirad un termómetro y tratad de averiguar
donde empieza el calor y donde termina el frío. No hay nada que sea calor absoluto en realidad, indicando simplemente ambos términos, frío y calor, diversos grados de la misma cosa.

5. El principio del RITMO

«Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.»

El Kybalion.

Este principio encierra la verdad de que todo se manifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo, una oscilación de péndulo entre los dos polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad. Hay siempre una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso. Y esta ley rige para todo; soles, mundos, animales, mente, energía, materia. Esta ley lo mismo se manifiesta en la creación como en la destrucción de los mundos, en el progreso como en la decadencia de las naciones, en la vida, en las cosas todas, y, finalmente, en los estados mentales del hombre, y es con frecuencia a esto último que creen los hermetistas que este principio es el más importante.

Los hermetistas han descubierto este principio, encontrándolo de aplicación universal, y han asimismo descubierto ciertos métodos para escapar a sus efectos, mediante el empleo de las fórmulas y métodos apropiados. Emplean para ello la ley mental de neutralización. No pueden anular el principio o impedir que opere, pero han aprendido a eludir sus efectos hasta un cierto grado, grado que depende del dominio que se tenga de dicho principio.

6. El principio de CAUSA Y EFECTO

«Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley.»

El Kybalion.

Este principio encierra la verdad de que todo efecto tiene su causa, y toda causa su efecto. Afirma que nada ocurre casualmente y que todo ocurre conforme a la Ley. La suerte es una palabra vana, y si bien existen muchos planos de causas y efectos, dominando los superiores a los inferiores, aun así ninguno escapa totalmente a la Ley.

Los hermetistas conocen los medios y los métodos por los cuales se pude ascender más allá del plano ordinario de causas y efectos, hasta cierto grado, y alcanzando mentalmente el plano superior se convierten en causas en vez de efectos. Las muchedumbres se dejan llevar, arrastradas por el medio ambiente que las envuelve o por los deseos y voluntades de los demás, si éstos son superiores a las de ellas. La herencia, las sugestiones y otras múltiples causas externas las empujan como autómatas
en el gran escenario de la vida.

Pero los Maestros, habiendo alcanzado el plano superior, dominan sus modalidades, sus caracteres, sus cualidades y poderes, así como el medio ambiente que los rodea, convirtiéndose de esta manera en dirigentes, en vez de ser los dirigidos. Ayudan a las masas y a los individuos a divertirse en el juego de la vida, en vez de ser ellos los jugadores o los autómatas movidos por ajenas voluntades. Utilizan el principio, en vez de ser sus instrumentos. Los Maestros obedecen a la causalidad de los planos superiores en que se encuentran, pero prestan su colaboración para regular y regir en su propio plano.

7. El principio de GENERACIÓN

«La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos.»

El Kybalion.

Este principio encierra la verdad de que la generación se manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y femenino. Esto es verdad, no solamente en el plano físico, sino también en el mental y en el espiritual. En el mundo físico este principio se manifiesta como «sexo», y en los planos superiores toma formas más elevadas, pero el principio subsiste siempre el mismo. Ninguna creación física, mental o espiritual, es posible sin este principio. La comprensión del mismo ilumina muchos de los problemas que tanto han confundido la mente de los hombres.


Este principio creador obra siempre en el sentido de «generar», «regenerar» y «crear». Cada ser contiene en sí mismo los dos elementos de este principio. Este principio hermético, contiene la solución de muchos de los misterios de la vida y nada tiene que ver con las perniciosas y degradantes teorías, enseñanzas y prácticas, que se anuncian con llamativos títulos, las que no son más que una prostitución del gran principio natural de generación. Tales teorías y prácticas no son más que la resurrección de
las antiguas doctrinas fálicas, que sólo pueden producir la ruina de la mente, del alma y del cuerpo.

CAPÍTULO III: TRANSMUTACIÓN MENTAL

La palabra «transmutar» significa «cambiar de naturaleza, de sustancia y de forma, convirtiéndose en otra; transformarse en otra cosa» (Webster). Y de acuerdo con esa definición, «transmutación mental»
significa el arte de transformar o cambiar los estados, cualidades, formas, condiciones mentales etc., en otros. Así que podéis ver que la transmutación mental no es otra cosa que una especie de química mental; y si preferís el término, una forma especial práctica de sicología mística.

El primero de los siete principios herméticos es el de mentalismo, que afirma que «el TODO es mente, que el universo es mental», lo que significa que la única realidad que se oculta tras todo cuanto existe es mente; y el universo en sí mismo es una creación mental, esto es, existe en la mente del TODO. Si el universo es de naturaleza mental, entonces la transmutación mental debe ser el arte de cambiar o transformar las condiciones del universo, trátese de la materia, de la energía o de la mente.

Capítulo IV : El TODO

«Más allá del Kosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad Substancial, la Verdad Fundamental.»

Este principio debe estudiarse cuidadosamente, porque él es, en realidad, la base de toda la Filosofía Hermética y del arte hermético de transmutación mental. El ser humano al considerar y examinar el universo, del cual es una unidad, no ve otra cosa que un cambio continuo en la materia, en las fuerzas en los estados mentales. Ve que nada es realmente, que todo se transforma y cambia. Todas esas cosas en perpetuo cambio no pueden ser sino simples apariencias externas o manifestaciones de algún poder que se oculta tras ellas, de alguna realidad substancial encerrada en las mismas.

Los seres humanos han dado a esta realidad substancial muchos nombres: algunos la han denominado «Dios», otros «Divinidad Infinita» y «Eterna Energía», «Materia», etc., pero todos han reconocido su existencia. Es evidente por sí misma. No necesita argumentos. Hemos denominado a ese poder que se oculta tras todas las manifestaciones, a esa realidad substancial, por su nombre hermético del TODO.

El TODO es incognoscible y esto debe ser así efectivamente, pues nadie, excepto el TODO mismo, puede comprender su propia naturaleza y su propio ser. Los hermetistas creen y enseñan que el TODO en sí mismo es y debe ser incognoscible. Consideran las teorías y especulaciones de los teólogos y metafísicos respecto a la naturaleza íntima del TODO como esfuerzos infantiles de mentes mortales para sorprender el secreto del Infinito, esfuerzos que han fracasado siempre, y seguirán fracasando, debido a la
naturaleza misma de la tarea.

La razón humana, cuyo dictamen debemos aceptar tanto como lo juzguemos conveniente, nos dice respeto al TODO, sin pretender desgarrar el velo de lo incognoscible:

  1. EL TODO debe ser todo lo que realmente es. Nada puede existir fuera del TODO, o, de lo contrario, el TODO no sería tal.
  2. EL TODO debe ser infinito, porque nada puede existir que defina, limite o ponga restricciones al TODO.
  3. EL TODO debe ser inmutable, esto es, no sujeto a cambio en su naturaleza real, porque nada existe que pueda obligarlo a cambiar, ni nada de lo que pueda haberse transformado. Siendo el TODO Infinito, Absoluto, Eterno, Inmutable, debe deducirse que todo lo que es finito, mudable, transformable y condicionado, no puede ser el TODO. Y como nada existe fuera de Él en realidad, todo lo que sea
    finito debe ser nada realmente.

¿Es el TODO materia simplemente? Absolutamente no. La materia no puede manifestar Vida o Mentalidad, y como la mente está manifestada en el universo, el TODO no puede ser materia.

¿Es pues, el TODO mera fuerza o energía? No. La fuerza, tal como la entiendan los materialistas, es una cosa ciega, mecánica, carente de vida o mentalidad.

¿Qué es lo que hay superior a la materia y a la energía, y que sepamos que existe en el Universo? ¡Vida y mente en todos sus diversos grados de desenvolvimiento! Entonces ¿El TODO es vida y mente? Si y no, es nuestra respuesta. Si entendéis por vida y mente lo que nosotros, pobres mortales, conocemos de ellas: ¡No, el TODO no es eso! …

El TODO es mente viviente, tan amplia como nosotros podamos concebirla, puesto que la vida y la mente son muy superiores a la fuerza puramente mecánica o a la materia. Mente infinita y viviente, si se compara con la vida y la mentalidad finitas. Queremos indicar eso que quieren significar las almas iluminadas, cuando reverentemente pronuncian la palabra: ¡ESPÍRITU! Para nuestro entendimiento podemos pensar del espíritu como de una Infinita Mente Viviente, pues no podemos comprenderlo del todo. O hacemos esto, o nos vemos obligados a dejar de pensar.

CAPÍTULO V EL UNIVERSO MENTAL

¿El Universo es el TODO? No, no puede serlo, porque el Universo parece estar hecho de muchas, de múltiples unidades, y está en continuo cambio; Si el Universo existe absolutamente, o por lo menos parece que existe, debe proceder en alguna forma del TODO, ser su creación. Pero como algo
no puede venir de nada, ¿de qué pudo crearlo el TODO?

Algunos filósofos han contestado a esta pregunta diciendo que el TODO creó el Universo del sí mismo, esto es, sacándolo de su propia sustancia. Mas esta respuesta no sirve, puesto que el TODO no puede ser aumentado, ni disminuido, ni dividido, según hemos ya visto, y aunque así fuera no podría cada partícula del Universo estar segura de ser el TODO, puesto que éste no puede perder el conocimiento de sí mismo, ni convertirse en un átomo o fuerza ciega o un ser viviente inferior.

Algunos, habiendo realizado que el TODO es todo, y reconociendo que ellos existían, han llegado a la
extraordinaria conclusión de que ellos y el TODO eran idénticos, y han llenado el aire con sus gritos de «yo soy Dios», sirviendo de solaz a las multitudes y de motivo de pena para los sabios.

Pero ¿Qué es, en realidad, el Universo, si no es el TODO ni ha sido creado por Él separándolo de su propia sustancia? ¿Qué otra cosa debe ser? O, mejor preguntado. ¿De qué otra cosa puede haberlo hecho? Esta es la gran cuestión. Nos encontramos con que el principio de correspondencia (véase el capítulo I) viene en nuestra ayuda. El antiguo axioma hermético «como es arriba es abajo» puede ser empleado ahora para iluminar este punto. Tratemos, pues, de comprender algo de lo que pasa en los planos superiores,
examinando lo que pasa en el nuestro propio.

¿Cómo crea el hombre? Primero, puede crear haciendo o construyendo algo con los materiales que el mundo externo le brinda. Mas esto no nos sirve, porque fuera del TODO no existen materiales de ninguna clase con los que Él pueda crear. En segundo lugar, el hombre puede crear por medio de la fecundación, que no es más que su multiplicación. Mas esto tampoco nos sirve, porque el TODO no puede transferir o substraerse a sí mismo una porción, ni puede reproducirse o multiplicarse a sí mismo.

¿No existe otro medio por el cual crea el hombre? Sí, hay otro: la creación mental. Al crear en esta forma, él no emplea materiales que le aporte el mundo externo, ni se reproduce a sí mismo, y, sin embargo, su espíritu compenetra su creación mental. Siguiendo el principio de correspondencia, se puede pensar justificadamente que

El TODO crea el Universo mentalmente, de una manera parecida al proceso mediante el cual el hombre crea sus imágenes mentales.

De igual manera que podéis vosotros crear un universo en vuestra propia mente, así el TODO crea los Kosmos en la suya propia. Mas vuestro universo sería la creación de una mente finita, en tanto que
la del TODO sería la creación de un infinito. Las dos son iguales en clase, pero difieren infinitamente en grado.

«El TODO crea en su mente infinita, innumerables universos, los que existen durante eones de tiempo, y así y todo, para Él, la creación, desarrollo, decadencia y muerte de un millón de universos no significa más que el tiempo que se emplea en un abrir y cerrar de ojos.» «La mente infinita del TODO es la matriz del Kosmos.»

El Kybalion

Cuando el TODO se manifiesta en el plano de la generación o creación, entonces actúa de acuerdo con la ley y con el Principio, pues se está moviendo en un plano inferior de existencia. Y consecuentemente, Él manifiesta el principio de género, en sus aspectos masculino y femenino, en el plano mental, por supuesto.

No vayáis a suponer que el pequeñísimo mundo que os circunda —la Tierra— que no es más que un grano de arena en el Universo, es el universo mismo. Hay millones y millones de tales mundos, y aun muchos mayores que él. Y aun hay millones de millones de tales universos que existen en la Mente del Único. Y aun en nuestro sistema solar hay regiones y planos de vida muy superiores a los nuestros, y seres comparados con los que nosotros somos lo que las amebas respecto al hombre.

Hay seres cuyos poderes y atributos son mucho más elevados que los del hombre, y éste jamás ha soñado que pudieran existir. Mas, a pesar de esto, esos seres fueron en poco tiempo lo que nosotros ahora, y seremos un tiempo como ellos son y aun superiores, porque tal es el destino del hombre, a juzgar por lo que nos dicen los iluminados.

La muerte no es real, ni aun en sentido relativo: no es sino nacer en una vida nueva, y ascendemos y seguiremos ascendiendo a planos de vida cada vez más elevados, durante eones y eones de tiempo. El universo es nuestra casa, nuestro hogar y podemos explorarlo hasta sus más lejanos confines, antes de la consumación de los tiempos.

Estamos en la mente del TODO y nuestras posibilidades y oportunidades son infinitas, lo mismo en el tiempo que en el espacio. Y al fin del gran ciclo de eones, cuando el TODO reabsorba sus creaciones en sí mismo, marcharemos alegremente porque entonces seremos capaces de comprender la verdad toda de ser UNO con el

TODO. Esto es lo que nos afirman los iluminados, esos que han avanzado tanto en el sendero de la realización. Y, en el entretanto, estemos tranquilos y serenos; estamos seguros y protegidos por el Poder Infinito del Padre-Madre Mente.


«En la Mente del Padre-Madre, los hijos están en su hogar.» «No hay nadie que no tenga padre y madre en el Universo.»

El Kybalion

CAPÍTULO XI RITMO

El Quinto Gran Principio Hermético —El Principio del Ritmo— encierra la verdad de que en todos se manifiesta una oscilación medida, movimiento de ida y vuelta, un flujo y reflujo, un movimiento semejante al del péndulo, una marea con suba y baja, manifestándose siempre entre los dos polos los planos físico, mental y espiritual. El ritmo se manifiesta entre los dos polos establecidos por el principio de polaridad. Esto no significa, sin embargo, que la oscilación rítmica vaya hasta los extremos de cada polo, pues esto sucede rarísimas veces. En realidad, es muy difícil establecer los opuestos polares extremos en la mayoría de los casos.

Pero la oscilación es siempre «hacia» un polo primero, y después «hacia» el otro. Siempre hay una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una elevación y una caída, manifestándose en todas las cosas y fenómenos del universo. Moles, mundos, hombres, animales, vegetales, minerales, energías, fuerzas, mente, y materia, y hasta el mismo espíritu manifiestan este principio. El principio se manifiesta en la creación y destrucción de los mundos, en la elevación y caída de las naciones, en la historia de la vida de
todas las cosas y, finalmente, en los estados mentales del hombre.

Empezando por las manifestaciones del Espíritu —el TODO— se verá que siempre hay una Emanación, seguida de Absorción, «la respiración y la aspiración de Brahma», según dicen los brahmines. Los universos se crean, alcanzan el punto más bajo de maternidad y entonces comienzan la oscilación
de vuelta. Los soles nacen, alcanzan la cumbre de su poder, empieza el progreso de su retrogresión y después de eones sin cuento se convierten en muertas masas de materia, esperando otro impulso que
imparta en ellos nuevas energías internas y que los lleve a un nuevo ciclo de vida solar.

Y así sucede con todos los mundos: nacen, crecen y mueren, sólo para renacer de nuevo.

E igualmente sucede con todas las cosas de cuerpo o forma: oscilan de la acción a la reacción, del nacimiento a la muerte, de la actividad a la inactividad, y de nuevo comienza el ciclo. Lo mismo pasa con todos los grandes movimientos filosóficos, credos de cualquier clase, gobiernos, naciones, etc.: nacen, crecen, llegan a su madurez, decaen, mueren, sólo para renacer de nuevo. La oscilación pendular es evidente por doquiera. La noche sigue al día y el día a la noche.

El péndulo oscila del verano al invierno y de éste a aquél. Los corpúsculos, átomos y moléculas y todas las masas de materia, oscilan en torno del círculo que corresponde a su naturaleza. No hay tal reposo absoluto o cesación de movimiento. Todo movimiento participa del Ritmo. Este principio es de aplicación universal.

La ciencia moderna reconoce el principio del Ritmo, y lo considera de aplicación universal en cuanto se refiere a las cosas materiales. Pero los herméticos llevan el principio mucho más allá y saben que sus manifestaciones se extienden a las actividades mentales del hombre, y que él solo explica la gran sucesión de sus modalidades, sentimientos y otros cambios contundentes que notamos en nosotros mismos.

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