La mujer sin miedo – 8 de marzo de 2022

Las mujeres sabemos mucho de miedo y por eso este 8 de marzo de 2022 la lucha de la mujer sin miedo debe ser combatido con ejemplos y modelos que nos empoderen como la película «Doña Clara» y el libro «Sin miedo» de Judith Butler.

Durante este año pasado y debido a la pandemia todos y todas hemos sentido muy de cerca un sentimiento paralizante y doloroso como es el miedo. Es imposible encontrar a una mujer que no haya sentido a lo largo de su vida la parálisis del miedo que se siente cuando en algún momento nuestras vidas, nuestra seguridad, nuestros sueños o proyectos han corrido peligro por la amenaza patriarcal de usarnos o ignorarnos.

Hoy me gustaría celebrar la fuerza femenina que hemos ido acumulando y generando durante generaciones para combatir ese miedo y que es fácilmente identificable en mujeres de nuestro entorno cercano y de un dominio más público. Me gustaría celebrarlo con un libro y con una película.

El libro es un manual por la filósofa y teórica feminista Judith Butler titulado  «Sin miedo» y la película es «Aquarius» («Doña Clara» en el mercado español»)  dirigida por Kleber Mendonça Filho con Sônia Braga como actriz protagonista.


La mujer «Sin miedo: Formas de resistencia a las violencia de hoy» por Judith Butler

«La violencia que vemos es una reacción contra los progresos que hemos hecho, y eso significa que debemos seguir avanzando y aceptar que se trata de de una lucha continuada, una lucha en la que los principios están de nuestro lado». Así lo dice la filósofa y teórica feminista Judith Butler en su último libro «Sin miedo».

El libro, publicado en español por Taurus, lleva por subtítulo «Formas de resistencia a las violencia de hoy», y en él Butler (Cleveland, 1956), una de las pensadoras con aportaciones claves en el terreno del feminismo, los estudios de género y la filosofía política, recoge una serie de conferencias recientes sobre justicia, memoria, duelo, crítica y disidencia en las que ofrece un replanteamiento sobre la resistencia a cualquier forma de opresión.

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En este libro no solo nos descubre varios de los distintos tipos de crueldad que sufrimos hoy, algunos de los cuales, al menos yo, no había constatado como tales. También nos explica cómo afrontarlos de un modo no violento.

Lo que a mí me ha llamado más la atención es el modo en que reconoce que aquí nos encontramos con dos puntos de vista opuestos, el de quienes se sienten a gusto con el status quo vigente y el de quienes aspiran a construir un mundo más justo para todos. Ella nos advierte de la posibilidad de confundirnos al respecto y nos pide que estemos atentos.

Estas cinco conferencias, a mi juicio, pretenden ayudarnos a recuperar la esperanza al mostrarnos no tanto como vivir hoy sin miedo, sino como hacerlo sin dejar que éste se nos apodere. Butler desgrana algunos de los problemas que nos atañen y los afronta utilizando varias ideas clave de su pensamiento. Se refiere, por supuesto, a los problemas de las mujeres, pero no se queda allí. En su afán por reconocer que toda vida es digna de ser vivida y, consecuentemente, de ser llorada, se refiere también a otras múltiples situaciones injustas que también nos atañen.

No hace falta que nadie nos diga que vivimos «en unos tiempos de gran miedo y desorientación, pero tal vez lo que podamos recordar en este día y en este lugar son, precisamente, los potenciales que nos alientan; la esperanza que aún nos invade, de manera irracional, en una época de desesperación».

Rechazo al autoritarismo, cada vez más claro

«Por mucho que esta sea, con toda evidencia, una época de auge del autoritarismo, es también una época en la que el rechazo al autoritarismo es cada vez más claro, más inteligente, más fuerte».

Crítica a la violencia de nuestro tiempo

«Las mujeres son asesinadas, podríamos decir, no por nada que hayan hecho, sino por lo que otros perciben que son. Las mujeres son consideradas propiedad del hombre, es el hombre el que ostenta el poder sobre sus vidas y sus muertes.

Poder sobre las mujeres

«No hay ninguna razón natural que justifique esta estructura fatal e injusta de dominación y terror. Forma parte del género en los términos de la norma dominante. Convertirse en hombre, desde esta perspectiva, consiste en ejercer el poder sobre la vida y la muerte de las mujeres; matar es la prerrogativa del hombre al que se le ha asignado un determinado tipo de masculinidad».

Las mujeres trans, objetivo de violencia

«Se espera, pues, de todos aquellos a quienes se les asigna al nacer el género de varón que asuman una trayectoria masculina, que su desarrollo y vocación sean masculinos. Por  tanto, las personas trans que quieren ser mujeres, que buscan ser reconocidas como mujeres trans, rompen con ese pacto implícito que une a los hombres, que permite y afirma su violenta propiedad sobre las mujeres.

Las mujeres trans son un objetivo en parte porque son femeninas, o están feminizadas, y se las castiga no solo por rechazar el camino de la masculinidad sino por abrazar abiertamente su propia feminidad», considera Judith Butler en «Sin miedo».


Doña Clara o la mujer sin miedo a los tiburones (Octavio Salazar)

Gracias al cine se pueden visibilizar historias de triunfo femenino frente al miedo como el de Doña Clara en la película «Acuarius» . En la historia encontramos a una poderosa Sonia Braga que representa a esas Doñas Claras repartidas por los cinco continentes. Muy especialmente actual es el tema de la invibilidad social de la mujer ante el poder patriarcal social y económico que se denuncia en esta película.

Adjuntamos también la reseña de la película por el gran Octavio Salazar, Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba. Feminista, cordobés, padre QUEER y constitucionalista heterodoxo.

Es tan poco habitual encontrar en la pantalla mujeres que lleven el timón del relato y que no sean meros personajes dependientes de los principales masculinos, que cuando uno se encuentra con una película como Doña Clara confirma qué mirada tan androcéntrica, y por lo tanto tan parcial, nos ofrece el cine en general.

Que la protagonista absoluta de la historia sea una mujer jubilada, independiente, con vida propia y con una fuerza que ya quisiéramos para nosotros muchos hombres, es el principal aliciente de una imprescindible película brasileña que, además, nos ofrece de manera tierna, reposada, sin estridencias, una honda crítica del mundo que estamos construyendo a costa del que estamos reduciendo a escombros.

Acostumbrados a que las mujeres en el cine sean seres que solo viven para la pasión, que andan en muchos casos como “vacas sin cencerro”, arrastrando culpas e incapaces de sobreponerse a los fracasos amorosos, tan cautivas de los deseos y caprichos de los héroes masculinos, reconforta encontrarse con un personaje como el de doña Clara, una señora con poderío que no necesita de los hombres para darle sentido a su vida, por más que estuviera enamoradísima de su marido, y que es capaz de levantarse cada día encontrando un sentido a todo lo que puede hacer por ella misma.

Mucho más cuando se enfrenta, sin convertirse en la víctima que paternalmente salvan los varones, a los especuladores que quieren acabar con su espacio, con sus metros cuadrados de soberanía, con las habitaciones propias en las que viven sus músicas, sus recuerdos y sus heridas. Porque también Clara es una mujer que ha sobrevivido a batallas y que luce orgullosa sus cicatrices. Bella y sólida.

Con el rostro marcado por las hermosas arrugas que la hacen todavía más atractiva. Un personaje tan complejo y hermoso, casi la antítesis de los que por ejemplo abundan en el cine de Almodóvar, al que solo una actriz con el peso de Sonia Braga podría dotar de autenticidad.

Un personaje tan complejo y hermoso, casi la antítesis de los que por ejemplo abundan en el cine de Almodóvar

Toda la película está rodada desde el punto de vista de ella, que nos lleva por sus rutinas placenteras y por sus recuerdos, por sus amores y por las canciones que la hacen poderosa. Vemos cómo  Clara ejerce de madre, de tía y de abuela, pero esos papeles no son los que la definen de manera limitada, sino que son solo piezas de algo más complejo que es todo su ser de señora que desafía a un mar lleno de tiburones.  La vemos incluso rebelarse frente a una hija que, como suele ser muy habitual,  trata a la madre mayor como si fuera una niña, una discapacitada o una loca que necesita siempre la tutela de alguien al que se le supone racional y equilibrado solo por su juventud. 

Doña Clara es también una mujer que baila, que seduce y que comparte con sus amigas el gozo de saberse autónoma. La que es capaz de generar redes de sororidad que nada tienen que ver con las relaciones que generamos los hombres. La jubilosamente sesentona que no vive ni esclava del cuerpo, ni de las modas ni de las miradas ajenas. La que se baña en la playa pese al oleaje, la que ríe como si la boca fuese un caudal, la que necesita volver a sentir lo que es el placer de gozar junto a otro cuerpo.

Pero además de ese prodigioso retrato femenino, Aquarius, que es el título original de la película y el nombre del edificio en el que resiste doña Clara como si le fuera la vida en ello, es una hermosísima defensa de eso que, como diría la profesora Laura Mora, es el “orden amoroso de la vida” frente al depredador que representan los sujetos masculinos – el poder del padre, el peso del dinero, la corrupción de la política – a los que debe enfrentarse.

En este sentido, la película de Kleber Mendonça Filho es una feroz crítica del mundo capitalista en su versión más neoliberal – que va tan de la mano con el patriarcado – y frente al que todas y todos nos volvemos vulnerables.  Un mundo al que solo parecen interesarle los beneficios – de unos pocos, claro –  y al que no le importa pisotear el bienestar de la mayoría. Justo por ello necesitamos muchas mujeres con la hondura ética de doña Clara, y muchos hombres que aprendan de ellas y, por tanto, del feminismo como lógica emancipadora que persigue un planeta más justo y equilibrado.

Un planeta que sea capaz de renacer cómo el larguísimo pelo negro de la protagonista y de bailar al ritmo de las hermosas canciones brasileñas de la banda sonora de una película que nos reconcilia con el cine al que siempre me gusta imaginar como si fuera una ventana abierta al mar.

Doña Clara, la mujer sin miedo – Película Aquarius- Tráiler doblado

Doña Clara, la mujer sin miedo – Película Aquarius

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