Filofobia: 10 razones por las que se tiene miedo al amor
Las personas que tienen filofobia o miedo al amor no son necesariamente bichos raros ni frikis. Es cierto que no es muy común tenen muchas ocasiones pasan desapercibidas como personas normales a las que simplemente es raro conocerles una pareja estable en muchos, muchos años. ¿Han decidido permanecer solos voluntariamente? ¿Tienen alguna tara invisible que hace que les fracasen todas sus historias amorosas? ¿O es que simplemente han tenido mala suerte en el amor? De vez en cuando nos tropezamos con ellos/as o escuchamos la experiencia que otros/as han tenido con estas personas que curiosamente cada vez abundan más en nuestra sociedad.
Algunos sociólogos afirman que son la consecuencia del modo de vida actual y reflejan por tanto los cambios en las relaciones personales hasta el punto de estar generando una nueva forma de vivir que no deja de tener sus sombras y sus luces.
¿Qué es la filofobia o miedo a enamorarse?
Parece ser que lo que desencadena la Filofobia o miedo al amor es un sentimiento intenso de un fracaso en una relación pasada que no se ha superado. Esta escuela de pensamiento sostiene que la persona que sufre de Filofobia tiene heridas de un divorcio o un proceso de desamor doloroso que hace que evite cualquier situación potencial de ser lastimado de nuevo por un enamorado/a. Otros profesionales piensan que la Filofobia nace de un miedo intenso a ser rechazados.
https://psicologiaymente.com/pareja/filofobia-miedo-enamorarse
Ninguna de estas dos teorías ha sido probada, por lo que no hay una respuesta definitiva de cuál es el motivo que lleva a ciertas personas que experimentan relaciones traumáticas a aferrarse al dolor o a huir del amor.
¿Por qué se desarrolla el miedo a enamorarse?
Nuestras relaciones pasadas son muy determinantes. El verse traicionados/as, engañados/as… rupturas traumáticas que dejan su oscuro sustrato en nuestra personalidad. Perdemos la confianza en nuevas personas y, simplemente, valoramos que es más preferible no volver a tener una relación para no sufrir.
Otro hecho común que está sucediendo hoy en día y que nos indican los especialistas en relaciones de pareja, es que se están dando ese tipo de relaciones llamadas «express.« Precisamente ahí es donde no existen demasiados compromisos o dependencias. Tampoco un amor desmedido o realmente desinteresado.
Son relaciones donde se prefiere guardar la individualidad y la independencia para no perder el control, para salvaguardar la independencia. Sería tal vez, otro modo de filifobia a tener en cuenta.
Si alguna vez has llegado a considerar algunas de las siguientes afirmaciones como ciertas sobre tus sentimientos probablemente tengas todas las papeletas para convertirte en un filófobo/a o, en menor medida, simplemente alguien con miedo al compromiso o al que no le cuajan las relaciones sin saber por qué. Puede que la respuesta se halle precisamente detrás de muchas de estas cuestiones:
10 razones por las que se tiene miedo al amor:
- Cuando alguien te ama, te dejará
- Cuando alguien te ama, va a esperar mucho de ti
- Cuando alguien te ama, va a saber demasiado acerca de ti
- Cuando alguien te ama, te va a decepcionar
- Cuando alguien te ama, te van a lastimar tus sentimientos
- Cuando alguien te ama, van a controlarte
- Cuando alguien te ama, te va a limitar
- Cuando alguien te ama, tu familia lo rechazará
- Cuando alguien te ama, perderás a tus amigos
- Cuando alguien te ama, te perderás a ti mismo (referencia)
Muchas personas enmascaran este miedo al amor con dudas persistentes, con inseguridades que les bloquean y les impiden «apostar» por la relación en ese miedo a diluirse en el otro o sentirse atado y perder así su independencia y autonomía emocional.
Resguardarse en la soltería para evitar todo lo anterior, además de no sufrir por amor, tiene que ser algo meditado a conciencia. De hecho con frecuencia estas personas son descritas como excesivamente frías o distantes en cuanto a la expresión de sus sentimientos.
Es preciso evaluar el peso y prioridad que le damos al amor en nuestra vida.
Si priorizas otras cosas porque piensas que el amor te puede hacer sufrir, puede que sea hora de mirar hacia dentro. Puede que tengas que descubrir cosas que hay que resolver en nuestro cajoncito secreto que es el corazón. Tendremos que hablar de frente con nuestros miedos, enfrentarnos a ellos y así ser capaces de vivir plenamente el amor porque sólo hay una cosa cierta: el amor es probablemente el sentimiento más maravilloso y placentero del que disfruta la especie humana.
Vivir dándole la espalda al amor es perderse quizás lo mejor de estar vivos/as.
Amar o no amar, ¿es esa la cuestión?
Entonces …¿la cuestión se reduce a amar o no amar?
Si amo vivo, si no amo sobrevivo… Si amo sufro, si no amo sobrevivo sin sufrir. ¿Sacrifico los momentos de evolución vital y convivencia (a veces complicada) a cambio de la tranquilidad de saber que nadie va a mover el lugar del vaso del cepillo de dientes? ¿Que nadie va a dejar abierto el gel de baño de la ducha o va a rayar mi sartén preferida? ¿Elijo quedarme en la cama un domingo sin que nadie me moleste aunque sea para proponerme un café con churros que el/ella ha preparado?
¿Elijo un rincón tranquilo sin amor, alejado de sus estragos?
Sin duda merece la pena ser valiente y luchar contra las experiencias pasadas, los desengaños, las decepciones porque de todo ello aprendimos. La vida sigue y es preciso vivir el presente y pensar que lo mejor probablemente está por llegar pero tenemos que dejar abierta la puerta de nuestra tienda y estar preparados para ese amor que es entrega pero que no hace sucumbir nuestra autoestima ni acaba destrozada/o. Es tan simple como que necesitamos re-aprender a amar.
Aprender a amar de otra manera
Tenemos que aprender a amar de otra manera pero NUNCA NUNCA renunciar a amar, porque si renuncias a sentir por miedo al amor tu corazón se vuelve de piedra. La vida es demasiado bella para perder experiencias y sensaciones de amor aún cuando parezca que no tienen un final feliz.
¿Cuál es el final feliz? ¿Por qué nos empeñamos en pensar en el final y nos olvidamos del presente?
¿Acaso no es lo más importante haber amado, haber vivido? Hay historias de amor que terminan sí, casi todas tarde o temprano terminan o acaban convertidas en un compañerismo vital. Pero el hecho de que tengan un final no significa que no haya merecido la pena vivirlas.
Simplemente al amor no se le puede poner unos límites temporales ni espaciales. Ocurre, te llega, te absorbe. Por tanto, o lo vives o lo dejas pasar, sin vivirlo.