¿ Es amor o solo sexo?

¿Dónde está el límite entre el amor y el sexo? ¿Cuándo dos amantes dejan de ser sólo amantes y comienza una relación de amor? ¿Es amor o solo sexo?

Emboscada

Tu cama es como un campo de batalla
con olor a sexo, con sabor a mar,
donde las lenguas recorren trincheras 
y las miradas disparan a matar.

Embestidas de hormonas y gemidos,
descargas de vida que se encadenan
hasta un alto el fuego provisional.

Y mientras te miro soñar dormido
hay un intruso en mi alma que acecha,
trama y prepara tu rendición final.

Finalista de IV concurso de poesía erótica «erotismo poético» – diversidad literaria
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Estas son preguntas que sin duda han rondado por las mentes de millones de seres humanos a lo largo de la historia. Lo que suele comenzar con la pura atracción física puede, o no, desembocar en un vínculo afectivo. Este vínculo puede ser muy fuerte y poderoso, o a su vez destructivo.

Muchos conflictos entre las parejas surgen de hecho de la diferente visión sobre la cuestión del amor o el sexo. Mientras unos y otras se escudan en que «esto es solo sexo», para otros y otras el sexo puede ser la puerta a un huracán de emociones nuevas que desemboquen en un enamoramiento en toda regla.

Las artes también han dedicado a su vez mucho tiempo a dilucidar la relación entre los sexos sobre esta doble visión de las relaciones. En muchas ocasiones se ha señalado a las mujeres como las más proclives a confundir amor y sexo. Así como a ser más fácilmente arrastradas al enamoramiento a través del sexo.

Los hombres en cambio suelen ser retratados como mucho más asépticos al respecto alegando ya sean cuestiones genéticas o fisiológicas. Estas les llevan a practicar sexo con cuantas más mujeres mejor. Por supuesto todo ello con dificultades para llegar a una implicación emocional con cada una de ellas.

¿ Es amor o solo sexo? – «Es solo sexo»

Cuando decimos o alguien dice que “es solo sexo,” es una manera de dejar claro que esa persona no es importante para nosotros. Es toda una declaración de intenciones. No sentimos nada más allá de la pura atracción física, ni lo vamos a sentir.

La persona que dice esta frase (o sus sucedáneas como «yo lo único que siento son muchas ganas de hacerlo contigo»… etc.) está avisando de que es una relación sin importancia que no va a crecer, ni tampoco va a durar. Porque para esa persona no es una relación, es “solo sexo”.

Como muy bien apunta Coral Herrera,

«Decimos que es “solo sexo” cuando en realidad lo que queremos decir es que no estamos enamorados de la otra persona, ni la vamos a querer jamás, ni queremos profundizar en la relación. Con esa persona podemos tener sexo, pero no nos vamos a desnudar para follar.»

¿ Es amor o solo sexo?

Amor con minúscula a ras de piel

Cuando una relación se basa en el “no hay nada más que sexo” suelen coincidir dos concepciones de las relaciones afectivas. Por un lado está presente la idea de que el deseo sexual es inferior al amor. Pero a su vez el deseo es poderoso en cuanto es necesidad imperiosa y fisiológica que nos arrebata y arrastra hacia el otro cuerpo. Al mismo tiempo, implícitamente admitimos que el amor en cambio es algo más elevado. El amor solo se hace con aquel/la ante el que estamos dispuestas/os a desnudar nuestra alma.

Cuando una persona asume abiertamente que no su relación se basa eminentemente en el sexo está partiendo de una posición de claro retraimiento emocional y afectivo. Aunque le satisfaga el contacto físico con la otra persona, tiene que tener la frialdad de no llegar más allá de la piel o su discurso no será coherente.

El «es sólo sexo» como excusa para huir del amor

Por tanto, quien enarbola el discurso predominante del «es sólo sexo» inevitablemente trasmite un mensaje claro, aunque le pese. No tiene la intención de conectar con la otra persona en un nivel superior, como persona, ya que no «califica» o alcanza el nivel «persona-de-la-que-uno-se-pueda-enamorar.» No le interesa conocerla en todas sus facetas, no se quiere asomar a su yo más íntimo. O lo que es más probable: realmente lo que no quiere es que la otra persona se asome al suyo.

Esta última cuestión es sin duda la que encierra más significados. Quien teme o se cierra al amor es más proclive a caer en este discurso del «solo sexo.» Muy probablemente esto es así debido a que no se encuentra preparado para empezar una relación amorosa con la demanda afectiva que ello implica o bien cree que la otra persona no cumple las condiciones necesarias para ser amada. En este último caso se supone que la relación de «sólo sexo» no dure mucho pues ya se sabe que el sexo y la pasión tienen los días aún más contados que el amor

¿Y si no solo es sexo pero tampoco es amor?

El ser humano tiene la tendencia inevitable de poner nombre y etiquetas a las cosas para conceptualizarlas y gestionarlas mejor. En el tema de las relaciones humanas y afectivas no es una excepción. Si entramos en el terreno movedizo de las relaciones que no son solo sexo y tampoco son de amor entramos en los múltiples conceptos como follamigo, amigovio, no-pareja estable y duradera, entre otras sandeces.

Efectivamente las etiqueta son muy peligrosas cuando intentamos definir la relación afectiva que tenemos con otra persona. Son peligrosas porque podemos herir lo sentimientos de la otra persona ya que al clasificar nuestra visión de la relación también estamos (des)calificando a la persona.

Si resulta que la otra persona está enamorada el hecho de considerarla una «no-pareja» supone una forma de degradar la relación con respecto a lo que ella siente o sueña. Al mismo tiempo se corre el riesgo de distinguir y clasificar entre las personas que merece la pena amar y las que no. Es una forma de discriminar las relaciones importantes de las que no lo son.

De nuevo retomamos a Coral Herrera cuando afirma:

«Aclarar que es “solo sexo” es una forma de decir que a la relación le falta algo. Le falta profundidad, le falta cariño, le falta ternura. Una relación en la que “solo hay sexo” es una relación en la que no hay cuidados, ni los habrá. «Es solo sexo» es una forma de reducir una relación entre dos seres humanos a un simple frotamiento de genitales que acaba en eyaculación.»

No parece lógico perder el tiempo en relaciones que creamos se corresponden con todo esto. Si a una relación le falta cariño, profundidad, por una sola de las partes o por ambas, corremos el riesgo de objetivizar a la otra persona.

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La diferencia de estatus entre pareja y amante

Dicho esto, las relaciones donde el «es solo sexo» sirve como definición y talismán ante cualquier exigencia, no solo tienen poco valor a medio o largo plazo. Tampoco son una garantía de que ambos miembros de la pareja se encuentren satisfechos con el estatus que el sexo aporta a esa relación. Resumiendo: estas relaciones siempre acaban más pronto que tarde o acaban mal.

¿CONFORMARSE CON EL SEXO O EXIGIR ALGO MÁS?

De nuevo citamos a Coral Herrera porque mete el dedo en la llaga de cuál es realmente el problema de estas relaciones. «Los problemas vienen cuando una mujer [o hombre] con la que “solo hay sexo” quiere ser algo más, cuando no se resigna a su bajo status, cuando quiere ser valorada y amada por el hombre que la ha colocado en tal indigno lugar. Cuando se enamoran de ellos, sufren… Y como en los cuentos que nos cuentan nos han hecho creer que “la que la sigue, la consigue”, pues ahí se quedan, dando sexo y esperando recibir amor a cambio.«

Desafortunadamente, del lado de «ellos» la cosa no es tampoco muy positiva en este tipo de no-relaciones o relaciones de «solo sexo» donde ellos son los que se aferran a la frase de marras. Esto es así porque la situación de «sólo sexo» pone al descubierto muchas de las taras emocionales que traen en sus mochilas. Con frecuencia, aunque vayan de «igualistas,» estos hombres tienen unos conceptos obsoletos de diferentes tipos de mujer: entre ellas, las que son para sexo y las que son para amar.

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Obras citadas: