El buen amor no duele

El buen amor no duele sin embargo ¿por qué hemos asumido que amar y sufrir son muchas veces sinónimos? ¿Tiene que ser siempre así? Obviamente no es sano ni sensato que la emoción más hermosa y maravillosa que experimenta el ser humano tenga que estar asociada al sufrimiento. Las causas hay que buscarlas en el concepto del amor que hemos aprendido o heredado y si es preciso tendremos de revelarnos ante esa forma de amar que no nos hace felices.

Es preciso desmontar los mitos sobre el amor romántico, mitos que nos llegan desde siglos atrás en los que se instauró la idea del amor como una flecha que se te clava en el corazón y te hace sufrir por ese amor hasta que lo consigues y entonces logras la felicidad y el final feliz comiendo perdices.

No es cierto que «Quien bien te quiere te hará llorar,» ni es cierto que «Sin tí no soy nada.»

No. El buen amor no duele.

Mira este ´vídeo sobre cómo los Mitos del amor romántico que producen daño

En una serie de artículos sobre el amor romántico la investigadora Coral Herrera desmonta todos estos mitos:

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1 Los Mitos del Amor Romántico: príncipes azules, princesas, medias naranjas y eternidad.
2 El Mito de la Monogamia.
3 El Mito de la Heterosexualidad.
4 El Mito del Matrimonio por Amor.

Los mitos románticos. Vol V.pdf (594k)

Los mitos de amor romántico

el buen amor

«Los dos principales mitos del amor romántico son el príncipe azul y la princesa maravillosa, basados en una rígida división de roles sexuales (él es el salvador, ella es el descanso del guerrero) y estereotipos de género mitificados (él es valiente, ella miedosa, él es fuerte, ella vulnerable, él es varonil, ella es dulce, él es dominador, ella es sumisa).

Estos modelos de feminidad y masculinidad patriarcal son la base de gran parte del dolor que experimentamos al enamorarnos y desenamorarnos, porque se nos vende un ideal que luego no se corresponde con la realidad.

Los mitos amorosos crean unas expectativas desmesuradas que luego causan una intensa decepción, más hoy en día que no tenemos tolerancia al NO; nos frustra todo enormemente porque nos ilusionamos con las promesas que nos venden en los relatos de la sociedad globalizada.

El modelo de amor idealizado y cargado de estereotipos aprisiona a la gente en divisiones y clasificaciones perpetuando así el sistema jerárquico, desigual y basado en la dependencia de sus miembros en el que vivimos.

Además, provocan dolor en la gente porque el amor no es eterno, ni perfecto, ni maravilloso, ni nos viene a salvar de nada. La utopía del amor romántico, con sus idealizaciones, es la nueva religión colectiva que nos envuelve en falsas promesas de autorrealización, plenitud, y felicidad perpetua. De ahí la insatisfacción permanente y la tensión continua entre el deseo y la Realidad que sufrimos los habitantes de la posmodernidad.»

Las consecuencias de los mitos del amor romántico

Las consecuencias de estos mitos en las relaciones de pareja en la actualidad son claramente visibles en las estadísticas de divorcios y en el descenso de matrimonios y también, desgraciadamente, en otras estadísticas como la violencia de género y las patologías físicas y psicológicas asociadas en ambos géneros.

cupido

Pilar Sanpedro en su artículo El mito del amor y sus consecuencias en los vínculos de pareja explora estas consecuencias y concluye:

«Mientras en muchos países los matrimonios son concertados previamente, en nuestras sociedades el soporte de una institución social básica, la familia, se fundamenta en el amor romántico. Este amor romántico, construcción socio-cultural propia de Occidente, ofrece a las personas un modelo de conducta amorosa, que cuando falla –y siempre falla- produce la frustración y el desengaño, y es uno de los factores de la violencia en las relaciones de pareja.

Las mujeres son más propensas que los hombres a creer en este mito, y las que ‘aman demasiado’, es decir, las que buscan el amor romántico obstaculizado por la elección de personas difíciles y agresivas, tienen más posibilidades de ser víctimas de la violencia y  de consentirla, porque esa relación es la que da sentido a su vida.

Nuestro modelo social es el máximo legitimador de éstos y otros comportamientos y la violencia doméstica será el plato de todos los días si no somos capaces de cuestionarnos el tipo de sociedad que genera maltratadores.» (Pilar Sanpedro es psicóloga social.)

el buen amor

Amar no es sinónimo de estar enamorado/a

El enamoramiento es un estadio inicial del proceso amatorio como todos bien sabemos. Cuando alguien que lleva 20 años casado con alguien dice con orgullo “Yo sigo enamorado de mi mujer.” Lo lógico es pensar, que según las estadísticas, es muy muy probable que esa afirmación no fuera cierta y si lo fuera sería el caso más extraño entre los seres humanos.

La razón es obvia: el enamoramiento es un proceso muy intenso e incluso agotador con una demanda emocional y psicológica que nos absorbe, nos transforma. También nos distrae y nos lleva a a veces a hacer cosas que normalmente no haríamos si aplicáramos la razón.

14 de febrero

¿Cuanto dura el amor?

¿Cuánto dura el enamoramiento?

Es un proceso que lo expertos estiman dura desde unas semanas hasta seis u ocho meses, e incluso podría llegar al año en algunos casos, pero no mucho más que eso. ( Parece que el NGF, o factor de crecimiento nervioso, presenta niveles muy altos cuando nos enamoramos de una persona nueva, y vuelve a sus niveles primigenios al cabo de un año. Entonces es cuando las parejas monógamas desarrollan cierta tolerancia mutua, se pierde la euforia romántica y puede que entonces comience «el buen amor.»

La antropóloga Helen Fisher encontró dos patrones que se repetían: las mujeres tenían hijos cada cuatro años, justo el tiempo de caducidad media del matrimonio. ¿Casualidad? Desde luego que no. La antropóloga concluye que en las parejas se suele repetir el siguiente ciclo: una etapa inicial de enamoramiento en el que lo prioritario es el contacto sexual; otra, a la que denomina del cariño,en la que la crianza de un hijo es el objetivo; y una última que termina con la separación.

Explicación científica de lo que dura el amor:

Algo a lo que las neurociencias han dado una explicación científica: al principio de una relación de pareja se producen sensaciones con un altísimo nivel de intensidad fruto de los altos niveles de dopamina, testosterona y norepinefrina que segrega nuestro cerebro y que nos hacen sentir eufóricos, hiperactivos y provoca pérdida de apetito. También se han registrado bajos niveles de serotonina, que es la responsable de la obsesión por el objeto de nuestro amor.

Pero biológicamente, nuestro organismo no puede soportar esta situación durante mucho tiempo, por lo que provoca el descenso de esa sobrecarga química.

Se estima que el período en el que vivimos esas sensaciones tan intensas que identificamos con el amor dura unos dos o tres años, con un máximo de cuatro.

El Dr. García Huete indica que “si es solo amor-pasión, la duración no es de más de 3-4 años”. En el lado opuesto, donde no solo es la atracción sexual el pilar básico de la relación, sino que hay amor de convivencia y amor responsable, “la relación se puede alargar de forma indefinida”.

Celebremos el buen amor o amor del bueno

Otra forma de entender el amor es posible aparte de la visión romántica y épica que se refleja en las celebraciones y rimas por San Valentín. Vale mucho más un amor del bueno, todos los días, que un ramo de flores y un regalo por San Valentín.

¿No deberíamos alejarnos de la pura celebración y del consumismo asociado y celebrar ese buen amor más sereno, el de la convivencia y amor responsable y dejarnos de chorradas?

¿No sería mejor enseñar a nuestros hijos/as adolescentes qué es realmente el amor y prepararles para ello desterrando los falsos mitos del amor romántico?

¿O no es acaso esa concepción romántica de entrega única y total la que tanto daño nos hace?

No sólo a nivel emocional tras una decepción o rechazo amoroso en una relación no correspondida sino el daño incluso físico que puede desencadenar en maltrato en relaciones tóxicas donde una parte de la pareja se empeña en mantener una relación romántica que sólo existe en su mundo imaginario.


amor del bueno

Llegar a «el buen amor»

El amor verdadero no equivale al hecho de estar enamorado/a ya que como vimos en la entrada estar enamorado/a es casi una enfermedad que hay que pasar antes de llegar aun hipotético (si llega) amor verdadero. En el camino nos pueden pasar muchas cosas. Las mas frecuentes son: perder la ilusión en ese amor o persona que creíamos perfecta, que nos ponía a cien en la cama, en la que no hallábamos un defecto y de la que todo nos gustaba; caer en la rutina cuando pasa la fase de enamoramiento y empezamos a convivir y por tanto conocer a la verdadera persona que tenemos en frente.

Cuando pasas la etapa del enamoramiento, tienes que aprender a amar. Dejar ir esa sensación de estar en una nube y vivir con emociones menos fuertes.

Muchos/as crecemos con cuentos de hadas e historias de amor que nos enseñaron a creer que enamorarse y amar a alguien eran la misma cosa. Pero esto no puede estar más lejos de la realidad.

Estar enamorado de alguien y amar realmente a esa persona son dos cosas completamente diferentes.

Ser capaz de aplicar este conocimiento a tus propias relaciones es la clave para construir una relación que dure en el tiempo y se convierta en un buen amor.

El buen amor es aquel que se puede considerar sano, el que te ayuda a crecer y madurar.

El buen amor necesita TIEMPO para madurar y hacerse fuerte y sólido.

El buen amor es aquel donde ambos miembros de la relación se suman, nunca se restan.

El buen amor es el que se caracteriza porque respeta la independencia de la otra persona

En el buen amor cada uno/a tiene su propia identidad, que nunca pierde cuando forma un “nosotros.”

El buen amor es aquel donde no se intentar cambiar al otro/a.

El buen amor existe cuando no se intenta hacer del otro/a un ideal de pareja. Todos/as tenemos algo que no tiene que gustarle al otro/a.

En el buen amor cada uno/a es responsable a partes iguales de la relación y de su crecimiento.

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Los mitos del amor romántico

La construcción sociocultural del amor romántico